Como cada domingo, reflexiono sobre las lecturas de la misa. La fuerza de las Sagradas Escrituras es tal que su mensaje es siempre actual, a pesar de haber pasado cientos de años desde que se escribieron.
Hoy la historia de Elías nos hace recordar los momentos d ela vida en los que el cansancio, las preocupaciones y los problemas nos superan. Sentimos ganas, como Elías, de dormir y no despertar: Deseamos , pedimos a Dios la muerte. Queremos "tirar la toalla" y en ese momento es cuando nos damos cuenta de que Dios se acerca a nuestras vidas para reanimarnos. A Elías le proporciona pan y agua que le permiten sobrevivir cuarenta días en el desierto; a nosotros nos permite también capear nuestras crisis de cada día.
En toda crisis llega siempre el "día después". En este muno con tantas crisis de aburrimiento, de monotonía, de cosas que se repiten, de esperar cambios que no llegan... parece que perdemos la esperanza de que Dios llegue a reanimarnos. Pero él siempre apacece y se ofrece como alimento que lleva a vivir en el amor y nos presenta un camino en el que no existe la amargura, la ira, los enfados, los insultos... un camino que nos conduce al hermano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario