- Sí
¿Polonia?
- Sí
¿Algún italiano?
- Sí
¿Peregrinos de Francia?
- Sí
Estas preguntas las repetía el párroco de O Cebreiro cada día al finalizar la misa del peregrino en este Santuario. Durante toda esta semana e acudido cada día para participar en la Eucaristía y estos países son los que más se han repetido. También hubo días con peregrinos de los Países Bajos y, por supuesto, españoles. Peregrinos, turistas y habituales del lugar se entremezclan. Cultura, lengua, formas de ser y de pensar distintas, todos se unen en la celebración eucarística en una misma fe, en un mismo objetivo, en una misma meta. Visitantes y peregrinos en identifican en calidad todos de peregrinos de la vida.
Cada uno de estos peregrinos subía al altar y proclamaba en su propia lengua la bendición del peregrino para todos sus compatriotas presentes. La bendición dice así:
“Dios de bondad y de misericordia, que nunca estás lejos de los que te invocan, bendice a estos peregrinos y peregrinas que caminan a Compostela. Que de día les proteja tu sombra y de noche les alumbre la luz de tu mirada, para que puedan llegar felizmente a llegar a postrarse ante el sepulcro del apóstol Santiago”.