Hoy es la fiesta de Santiago. Para muchos, un día de fiesta. Es una lástima. Todos los días de fiesta son iguales. Pero en Galicia hay muchas fiestas: religiosas, gastronómicas, patronales... éstas últimas, las patronales, son las que más tradición tienen en nuestras queridas aldeas y parroquias. En la Diócesis de Lugo hay más de trescientas parroquias que tienen a Santiago como patrono. En Galicia es el día de las mil fiestas. Esto es lo que hace diferentes unas fiestas de otras. El 25 de julio puede ser un fin de semana más de playa, de vacaciones. Y si llueve, ya se fastidia todo.
Pero es 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol, Día de Galicia... Tenemos que empezar de nuevo a hacer de cada día algo especial, único, porque la realidad de la vida así nos lo demuestra: No hay dos días iguales y nunca tendremos la oportunidad de hacer algo en un día que ya ha pasado.
Hago esta reflexión pensado en la fiesta religiosa de este día. El centro es Santiago: No la ciudad compostelana, no los actos del día de Galicia, no los fuegos artificiales... todo esto es para engrandecer y honra la figura del Apóstol Santiago. En el evangelio de Mateo, cuando la madre de Santiago se acerca junto a Jesús para pedirle para sus hijos un puesto uno a su derecha y otro a su izquierda, Jesús les dice que no saben lo que piden: "El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor". En esto tenemos que reflexionar en el día de hoy: hay tiempo para todo, también tecesitamos descansar. Anonimato, últimos puestos, no llamar la atención, evitar ser el centro en los lugares en los que estamos, tener siempre la última palabra, no reconocer ni aceptar opiniones distintas a las nuestras... todo esto es lo que nos pide al día del apóstol. Él lo supo hacer. Nosotros lo sabemos hacer, pero... ¿queremos hacerlo?.
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