jueves, noviembre 11, 2010

Galicia entera vibró con la llegada del Papa



Galicia entera vibró con la llegada del Papa al Santiago de Compostela. El clamor se notaba más intenso cuando más nos acercábamos a Santiago, y se notaba ya en días anteriores a la visita. Los alrededores de la ciudad iban amoldándose a un acontecimiento al que no estaba acostumbrada la ciudad. A pesar de los miles de peregrinos que soporta cada día, hoy recibía un peregrino especial, un Papa que se presentaba como un peregrino más pero que no pasó inadvertido. Tampoco debe de pasar inadvertido el mensaje que ha dejado para meditar en días venideros. Un mensaje que nos pone alerta sobre nuestra forma de vivir, un mensaje que aúna la voz de Pedro con la de Santiago. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio así lo constataba. 120 obispos más le arropaban en el altar. En la plaza, cerca de 600 sacerdotes de toda Galicia y otros puntos de España. Y miles de fieles llenaban de calor un frío día de noviembre, un calor que hizo que se evaporase la niebla, que se quería quedar también para la celebración eucarística de la tarde. La perseverancia de la gente, muchos haciendo cola desde las ocho de la mañana hasta cerca de las cinco de la tarde que empezó la Eucaristía. Al fin apareció el sol y a las piedras de la Catedral les salieron los colores. El ocre del atardecer provocado por el crepúsculo del día fue el traje de gala de este testigo de la fe milenaria de la fe del pueblo gallego que se abre a la universalidad de la Iglesia compartiendo el tesoro que represente el tener una meta en la vida y el alcanzar los objetivos propuestos avanzando en el camino de la Vida. El Señor Santiago vela por nuestros pasos. Jesús, el Cristo, nos llena de esperanza. El Papa Benedicto nos acaba de recordar que esto es una realidad.

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