lunes, abril 11, 2011

Días en el HULA

Llevo casi 20 días acudiendo a diario al HULA el nuevo hospital de Lugo. Los primeros problemas que tuve fueron las de encontrar aparcamiento. Después de varias vueltas siempre aparece algún hueco. O como alternativa, utilizar el "leira-párking" o andar un buen trecho desde algún lugar por el camino hacia Galegos, que sirve también de aparcamiento para muchos visitantes al hospital.

Los primeros días me tocó acudir a consultas externas. Recorrí todos los pasillos en una tarde calurosas, de la primera a la cuarta planta, fijándome en todos los letreros que indicar el nombre de las consultas. A esa hora estaba todo desierto, únicamente se veía gente en pocas consultas que atendían a sus pacientes en ese horario. Entre ellas la de urología, a la que llegué al final en la cuarta planta, donde localicé a la persona que estaba buscando, que había acudido a su cita con el médico.

Pasados unos días me tocó conocer las plantas de hospitalización. Después de una confusión inicial con los números de habitación que frecuentemente de confunden al no fijarse en las letras que les acompañan (A-B-C) me quedé enseguida con las estructura de los distintos pabellones. Realmente, las instalaciones están bien, aunque, al ser todo nuevo existe algo de desconcierto tanto entre los visitantes como entre el propio personal.

2 comentarios:

Eliseo dijo...

Me gustan tus reflexiones. Yo cuando voy al Hula y lo frecuento, dejo a mi madre en silla de ruedas en la entrada principal, voy a aparcar el coche por donde está Urgencias en la salida hacia las rotondas, en el margen derecho, a veces de primero otras en el medio, vuelvo andando, me meto por urgencias, o mejor rehabilitación subo las escaleras automáticas a la segunda planta que dan a la entrada principal, recojo a mi madre, vamos a los ascensores y de ahí a la planta y consulta correspondiente. Las habitaciones aún no las he pisado, supongo que no tardaré.

Eliseo dijo...

Teño que decir que xa visitei unha habitación, a 238 no bloque C. Xa dixen que non iba a tardar e así foi. Fun a visitar a un irmán que lle puxeron unha prótesis de cadeira, aínda se está recuperando o home, pero non me da pena ningunha, porque entre o personal, algún coñecido meu, compañeiro de traballo no Sergas, a tecnoloxía da habitación (televisión e hasta Internet), a cama para poñer a todolos xeitos e non precisamente de forma manual e a compañía do bon de home, casi lle cambiaba a experiencia, non a da perna, pero si a de a estancia no HULA.